Tattva otra vez

Soy una mujer de hábitos: cuando voy a un restaurante prefiero sentarme en la mesa de siempre. Así que si repito mesa, repito restaurante...volví a ir al Tattva, es uno de esos lugares que llama, que transmite paz. La primera vez que fui, probé la hamburguesa veggi y me quedé incólume...buena, nada extraordinario. Pero el otro día que fui y la volví a probar: WOW. Parece que se van perfeccionando: agregando aquí, quitando allá. El hongo portobello perfectamente cocinado y además aderezado con aquel queso vegano de semillas en el que el habanero es el máximo protagonista. La lechuga, la cebolla morada, acompañada además de una papas recién hechas y sazonadas con hierbas. Una comida tan simple, tan saludable, tan deliciosa. Antes me comí una ensalada, por supuesto y uno de los principales atractivos de este restaurante es la frescura de sus ingredientes. Mi ensalada tenía frambuesas, zarzamoras, fresas, nueces y toda esa confabulación de sabores se transforma en alegría. Esto es verdad, mientras comía, sonreía. Por eso creo que la buena cocina (que no tiene que ver con lo caro ni lo extraño, necesariamente) es uno de los más grandes placeres de esta, en general, desdichada vida. Viva el Tattva.

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