Tattva

Afuera un inmenso eucalipto parece ser el guardián del espacio cercado que, agraciadamente, nos permite ser sus testigos y cómplices. Al entrar la disposición de las mesas, la calma acompañada de música acorde, los originales floreros de albahaca viva, las rústicas mesas insisten en decirnos que este lugar tiene personalidad. Sentarse, indagar en la carta mientras la mente y el paladar divagan por aromas y sabores inexplorados, pura imaginación gozosa; aromas y sabores familiares, la calidez de lo conocido. Quesos veganos cuya textura recuerda ciertos platillos indios, con un sabor tan sofisticado que remite a una fusión entre México y la India. De entrada este queso magnífico en el que el habanero caramelizado me hace pensar en un delicioso adobo: dulce, sutilmente picante y suntuoso. La sopa suprema en la que un dueto invencible se conjuga: jitomate y albahaca, en ella la acidez y la dulzura del balsámico se equilibran perfectamente. Cremosidad, color, aroma se funden y dan como resultado una sopa con el requisito más destacable de la elegancia: sencillez. Como plato fuerte unos camarones tiernos y crujientes al mismo tiempo, cuyas reminiscencias cítricas revientan en la boca y dan paso a la elegancia del perejil, que, combinada con la acidez de los tomates cherry orquestan una triada de dicha. No puede faltar como acompañante del plato fuerte una deliciosa ensalada de frutos de la temporada: zarzamoras, arándanos, higos, nuez de la india, espinaca y lechuga aderezados con la presencia altiva del higo. Para finalizar uno de los mejores pasteles de chocolate que he probado en mi vida: húmedo, esponjoso, coronado de un betún indescriptiblemente delicioso. ¿Qué más podría haber deseado en el TATTVA? Un estómago resistente a una buena botella de vino para maridar este desfile de gracias que llena nuestras bocas de dicha. Por todo ello el TATTVA ha obtenido las 3 estrellas de Notas al margen. Vázquez del mercado 228. Aguascaientes.

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