Amarillo limón

Hoy fui por tercera vez al restaurante vegano-vegetariano «Amarillo limón» y compruebo que su sazón tiene el toque que muchas veces he visto que les falta a los restaurantes de este tipo. Es como si los lugares vegetarianos tradicionales se sintieran opacados por serlo: «qué pena, no hay carne» parecen decir, en cambio en «Amarillo limón» hay en la comida una exclamación de orgullo,«¡sí, hemos eliminado la carne y todo lo que hay aquí es delicioso! » proclaman... «Amarillo limón» tiene ese aire de restaurant europeo, de calidez mesurada y sencilla sofisticación. Los tacos de bistec saben a bistec (sólo les sugeriría una gran salsa roja con chile morita, por ejemplo), la tostada, la clásica tostada, con jamón y todo, riquísima, con ese sabor de hogar, con ese calor de lo cotidiano. El agua de pepino y limón: pulposa y natural. El postre, una sencilla galleta de arándanos y avena, ligeramente dulce y crujiente. Mi amiga Itzel, pidió una milanesa de garbanzos y una ensalada dulce, ambos buenísimos. La pastosidad del garbanzo se conjuga suavemente con las jugosas manzanas, nueces y trozos de melón de la ensalada, pero resaltaré la delicia del pay de queso que pidió Itzel de postre... y pensar que ese gozo es total: ninguna vaca se sacrificó para que nosotros obtuviéramos ese placer... «Amarillo limón» es el restaurante que puede lograr que el más carnívoro se rinda antes los placeres de lo libre de crueldad.

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