Época
Anoche salí con una finalidad seria e inamovible: leer. Pensé en un lugar agradable y tranquilo y opté por un sitio llamado Época Logré mi objetivo durante un poco más de dos horas, pero se presentó el chef del lugar, Aarón Reyes que hace no muchos años fue mi alumno y me ofreció algo con lo que yo siempre había soñado: una cena de degustación de 5 tiempos...¡eso sólo lo había visto en la tele! así que después de unos momentos de duda, no pude resistirme. La cena además estaría maridada con cervezas artesanales...¡ohhh!
Nos recibieron con una michelada de pepino, menta, cerveza clara y agua quina, una bebida muy fresca, sorprendente, sin embargo no soy aficionada a estas bebidas artificiosas que me saben a falsedad. Estaba rica, pero no es mi estilo. Posteriormente apareció una morena llamada Marquesa y procedente de Aguascalientes ¡Qué sorpresas se lleva uno! La marquesa es una cerveza ligerísimamente dulce, con un atisbo de mango, esta cerveza se maridó con unos tacos de jamaica extraordinarios: ácidos,cocinados en su punto y acompañados de una salsa tipo adobo con mezcal. La salsa era de esas como caseras, de rancho, salsas con las que uno se siente reconfortado. La segunda cerveza fue una clandestina que maridó con el segundo platillo, uno de los más aplaudidos de la noche: una pequeña hamburguesa llena de sabores: la carne, sí, comí carne...estaba deliciosa. Sazonada con zanahoria, calabaza, ajo y cebolla; a esa magnífica mezcla, agréguenle queso brie, queso azul, espinaca, mostaza dijon, pequeñas rodajas de chile pasilla frito y un pan hecho de masa madre que era lo que se llama un pan. Tal vez suene a muchos ingredientes, pero el resultado no pudo ser mejor. Los sabores se conjuntaban y desfilaban por el paladar deliciosa y armoniosamente.
Luego vino una prueba muy fuerte para mí: carne tártara, que, a pesar de todos los pesares, estaba muy buena, con esa acidez y cremosidad características de los platillos cocinados orgánicamente. La carne estaba sazonada con cebolla, perejil y alcaparra y la acompañaban unas galletas-tostaditas deliciosas, hechas por la misma persona que horneó el pan de la hamburguesa. Este platillo se maridó con una cerveza Paulaner...¡Qué experiencia! Quienes todavía ven a la cerveza como un patito feo no tienen idea de los niveles de sofisticación y sabor que puede tener una de estas cervezas artesanales. Maridaba además perfectamente con la carne, un acompañamiento sutil y poderoso que le otorgaba a cada uno de los elementos en juego su espacio único, preciso, pero al mismo tiempo lo complementaba. la Paulaner es una cerveza turbia, poco filtrada, maravillosa.
Después apareció un descanso: una "modesta" ensalada caprese, fresca, deliciosa, renovada con unos trocitos de carne, a los que esta vez, no sucumbí. La ensalada se maridó con una Stella artois rubia, aromática, ligera, deliciosa.
Todo fue coronado por un suave, esponjoso y evocador pan de elote que se hizo acompañar por una dunkel café de Triana. La amargura de la cerveza hizo resaltar la sutil dulzura de pan y ambos se complementaban a la perfección.
Toda la comida estaba riquísima, las bebidas, ni se diga y además a eso hay que agregarlo lo sorpresivo e inesperado de la situación. Me divertí un montón...
Época. Zaragoza 110, centro.
se lee delicioso compañera, el día que la visite tiene que llevarme heehehehe
ResponderEliminarmás que por supuesto, compañero...y le pediremos a Aarón que nos cocine :)
EliminarA ver si vamos... :)
Eliminar¡Sí, se lee delicioso! Me gusta para un día de relax ;)
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