Celebración
Este ha sido un año raro para mí. Ese raro sin embargo no tiene el sentido que muchas veces se le da a esa palabra, es decir, no ha sido un raro malo, sino al contrario. Y quisiera celebrar lo azaroso que es el camino. Por supuesto que la comida es uno de los placeres, azaroso también, que acompaña a este tiempo inédito de mi vida.
Suelo ser repetitiva, cocinar una y otra vez lo mismo, quizá cambiando un poco la receta, pero en general me mantengo fiel a mis gustos aunque frecuentemente pruebo cosas nuevas.
Estos seis meses he cocinado y he aprendido a realzar los ingredientes más, aparentemente, humildes, pero como también ya he dicho, ningún ingrediente lo es.
Celebro la humildad y la suntuosidad de una quesadilla hecha con queso brie y romeritos. Ese sabor a tierra conjugado con la cremosidad y densidad de un queso untuoso y, claro, suntuoso; así como también agradezco la sencillez de las mágicas y proteicas papas. Recuerdo especialmente las que preparo con chorizo de soya y cebolla, cuyo acompañante ideal es una salsa verde en la que los ingredientes tengan como rasgo común el estar asados...no puedo olvidar tampoco a la magnífica y simple crema vichyssoise, sus sabores tan familiares, pero al mismo tiempo tan desconocidos e inesperados, su suavidad, su tenue y delicada elegancia. Las ensaladas son un platillo indispensable para mí. Complementan, nutren, dan placer y vista a un platillo. Podemos mezclar casi cualquier ingrediente siempre y cuando haya un equilibrio...la berenjena es otro de los ingredientes culinarios que considero irremplazable. Única, con ese sabor a plátano sutil, con esa textura indescriptible. La berenjena es el elemento estrella en una lasagna vegetariana cuya seña de identidad es la cremosidad, la humedad y los casi impercetibles sabores de la nuez moscada y el jitomate conjugados en un dueto invencible...el edamame o frijol de soya preparado de esa manera tan sencilla que conocí en los restaurantes orientales de Estados Unidos: ajo, mucho ajo, aceite de oliva, chile de árbol y sal gorda. La entrada o botana ideal para una cena informal o una tarde de películas... las verduras, ese ingrediente rechazado que puede alcanzar sabores insospechados, para eso es necesario no sobre cocer y así cualquier verdura con un poco de especias, un buen aceite de oliva o incluso hay quien logra sabores inusitados con cualquier aceite, tal vez un toque de aceite de ajonjolí, dará lo máximo de sí y se convertirá en un platillo digno para cualquier ocasión aunque sea como guarnición. El arroz con lentejas que tuve el gusto de probar es otro de esos platillos que conmueve porque es acogedor como un hogar, nutritivo y baratísimo...una torta tampoco tiene porqué ser algo común o aburrido, con ingredientes simples como chile ancho y cebolla morada fritos, acompañados de aguacate y queso podemos conseguir una torta nunca antes vista ni saboreada. El vino verde –portugués- me hizo el honor de dejarme conocerlo. Vino fresco, suave, con cierta reminiscencia a un agua carbonatada, limonosa que revienta tiernamente en la boca. Y por último quiero mencionar a la estrella del año: un mazapán, que no tiene nada qué ver con el que conocemos. No, este es nutritivo, comida irremplazable y completa en cualquier cataclismo. Es más, es tan bueno que tendrá su propio post. No quiero olvidar a una de mis bebidas favoritas: el té. He pasado tardes deliciosas en su compañía...
A veces o más bien no siempre se puede ir a restaurantes, pero el no olvidar comer bien es de gente bien nacida como dijo Aquiles y la comida sabrosa está en cualquier ingrediente, está en percibirlo lascivamente y pensar: ¡qué antojo de comerme esa calabaza! Por ejemplo...
Celebro aprender todo el tiempo y que la comida y mi novio, por supuesto, sean mis grandes maestros.
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